Christian Bryant Cuando se trata de éxito de tu negocio, siempre he creído en el dicho: La duración de nuestra vida es finita, pero su amplitud depende de nosotros. Esta filosofía solo significa que nuestro propósito es lograr grandes cosas y ampliar el alcance de nuestras vidas en el poco tiempo que tenemos.
¿Cómo administrar un negocio? Lo mismo puede decirse de cualquier organización; cada empresa tiene control sobre su nivel de logro, pero alcanzar un mayor nivel de éxito significa perder nuestro miedo al fracaso. No importa cuánto dinero o éxito tenga una empresa, ese miedo es una barrera constante para ampliar la escala de esos logros.
Consejos para dirigir un negocio exitoso
1. Haz una elección, cualquier elección.
Las personas cambian constantemente y, como resultado, el mundo cambia constantemente. Dirigir un negocio en el que se dedica mucho tiempo a la toma de decisiones y medir las consecuencias es una pérdida de recursos.
No hace nada más que aumentar la ansiedad y el miedo al fracaso. Incluso con toda tu planificación, los vientos cambiarán y volverás a preocuparte de nuevo.
En cambio, comprenda que el fracaso es una oportunidad, una oportunidad para superar los desafíos. Las empresas que rápidamente enfrentan los problemas de frente están mejor equipadas para minimizar los errores futuros. La latencia es el peor resultado posible de cualquier desafío. La única mala decisión que puedes tomar es no tomar ninguna.
2. Conviértete en la industria
A esto lo llamo la filosofía de “El paraguas fluorescente verde”. Considere que ser el mejor fabricante de paraguas del mundo podría ser difícil de lograr. Pero ser el mejor fabricante de paraguas fluorescentes verdes es probablemente mucho más fácil, incluso si eso significa tener que crear su propia hoja de ruta para el éxito.
Es muy fácil caer en la tentación de mercantilizar una empresa, encajando en el espectro existente para perseguir el éxito económico temporal. Pero vivimos en una época de cambio de paradigmas, por lo que sería un gran error aprovechar un mercado existente en lugar de tratar de crear uno nuevo. Invertir en objetivos macro es el compromiso más grande e importante que cualquier empresa puede hacer. No tengas miedo de crear tu propio carril.
3. Nunca dudes en pivotar.
El tiempo ha demostrado que los procesos pueden ayudar a definir las empresas y darles estructura. Al mismo tiempo, esto los obliga a trabajar de manera decidida y sistemática. En mi opinión, el mejor proceso es no tener ningún proceso definido; en su lugar, permanezca continuamente flexible.
En lugar de centrarse solo en formas de optimizar, probar y acelerar los resultados, las empresas deben inspirar a los empleados a estar abiertos a los rediseños y alentarlos a abandonar el miedo al cambio, volviéndose más flexibles e impredecibles.
4. Ser más que ganancias.
Como dice Carl Sagan en su libro Pale Blue Dot: A Vision of the Human Future in Space:”Todo se reduce a una mota solitaria en la gran oscuridad cósmica envolvente”. Esto puede parecer grave, pero es solo un llamado a ampliar su alcance.
Los objetivos de la empresa deben reflejar algo más profundo y perpetuo que una ganancia y pérdida. Deben definir un rol humanista y social donde los objetivos trasciendan las necesidades de los empleados y de la empresa en su conjunto. Esto une a la empresa en una causa común y crea una cultura unificada.
Ya sea una causa ambiental o algo más personal, si una empresa se compromete con objetivos que no se pueden abordar solos, la única forma de trascender es trabajar juntos. Esto redefine la forma en que los empleados se relacionan con la empresa y entre sí, al tiempo que hace que cualquier problema futuro parezca manejable. Un equipo fuerte, unificado y conectado que se esfuerza por ser mejores personas individuales es vital para cualquier negocio.
5. No temas al vacío.
La sensación de estar al límite pero nunca caerse realmente es la mejor manera de describir cómo se siente ser intrépido de la incertidumbre en los negocios. Es un sentimiento que todas las empresas deberían abrazar.
Ser conscientes del vacío y del posible fracaso nos obliga a seguir avanzando. Es la fuerza impulsora que convence a todas las empresas para que den el siguiente paso con el fin de seguir ganando impulso y crecer. Cada paso proporciona a la empresa la confianza necesaria y la comodidad con la incertidumbre, despejando el camino hacia un futuro más exitoso.
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